La situación de las mujeres en Georgia durante el siglo XX estuvo marcada por varios cambios significativos, influenciados por el contexto histórico y político del país.
Durante gran parte del siglo XX, Georgia formó parte de la Unión Soviética. Bajo el régimen soviético, las mujeres georgianas, al igual que en otros países del bloque comunista, tuvieron acceso a la educación y al empleo, y se promovió la igualdad de género en teoría. Sin embargo, en la práctica, las mujeres seguían enfrentando desafíos y desigualdades, especialmente en términos de roles tradicionales y expectativas sociales2.
Después de la disolución de la Unión Soviética en 1991, Georgia se convirtió en un país independiente. La transición de una economía planificada a una economía de mercado fue difícil y trajo consigo inestabilidad económica, desempleo y conflictos, lo que afectó a la población en general, y especialmente a las mujeres2. Durante este período, las mujeres georgianas enfrentaron una mayor presión del conservadurismo religioso y social, lo que limitó su participación en la vida pública y política2.
A pesar de estos desafíos, las mujeres en Georgia han logrado avances significativos en diversas áreas. Algunas mujeres han accedido a posiciones en el ejército, la aviación y las fuerzas especiales2. Además, han habido esfuerzos para promover la igualdad de género y los derechos de las mujeres a través de organizaciones y movimientos feministas2.
En resumen, la situación de las mujeres en Georgia durante el siglo XX fue compleja y estuvo influenciada por cambios políticos y económicos, así como por las tradiciones culturales y religiosas del país. A pesar de los desafíos, las mujeres georgianas han demostrado resiliencia y han logrado avances importantes en su lucha por la igualdad.
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5 mujeres que cambiaron Georgia

Maro Makashvili fue una joven georgiana que dejó una huella significativa en la historia de su país. Nació el 25 de agosto de 1901 en una familia noble; su padre, Konstantine Makashvili, era poeta, y su abuela materna, Ekaterine Gabashvili, era escritora2.
Durante la invasión del Ejército Rojo a Georgia en febrero de 1921, Maro, que era estudiante en la Universidad Estatal de Tiflis, se ofreció como enfermera voluntaria y fue enviada a Kojori junto con el Regimiento de Georgia2. Lamentablemente, fue asesinada por esquirlas de un proyectil dos días después2.
En 2015, Maro Makashvili se convirtió en la primera mujer en recibir la Orden de Héroe Nacional de Georgia2. Su valentía y sacrificio han sido comparados con los de Juana de Arco, y en su honor, el compositor Zakaria Paliashvili utilizó su nombre para la heroína de su ópera «Daisi»2. Además, un parque en Tiflis lleva su nombre2.
Maro también mantuvo un diario desde los 16 años hasta su muerte, el cual ahora forma parte de la colección del Museo de Literatura de Tiflis y ha sido publicado como libro2.
Su vida y legado continúan siendo una fuente de inspiración y orgullo para Georgia.
Nutsa Gogoberidze fue una pionera directora de cine georgiana, nacida en 1903 en Kakhi, Saingilo. Fue una de las primeras mujeres en dirigir un largometraje en la Unión Soviética. Su película «Uzhmuri» (Malhumorado), realizada en 1934, fue el primer largometraje georgiano dirigido por una mujer.
Nutsa estudió en el departamento de filosofía de la Universidad de Jena y se casó con Levan Gogoberidze, un activista del Partido Comunista. En la década de 1930, debido a las actividades políticas de su esposo, Nutsa fue reprimida y, tras la ejecución de su esposo en 1937, fue exiliada durante diez años. A su regreso, abandonó la industria cinematográfica y se unió al Instituto de Lingüística de Tiflis1.
Su vida y legado han sido redescubiertos y celebrados en años recientes. Su hija, Lana Gogoberidze, y su nieta, Salomé Alexi, también son directoras de cine y han trabajado para mantener viva la memoria de Nutsa. En 2023, se estrenó un documental titulado «Mother and Daughter, or the Night Is Never Complete», dirigido por Lana Gogoberidze y producido por Salomé Alexi, que explora la vida y el legado de Nutsa2.
Nutsa Gogoberidze dejó una marca significativa en la historia del cine georgiano y su historia es un testimonio de la resiliencia y el talento de las mujeres en un entorno dominado por hombres.


Kato Mikeladze fue una destacada feminista y activista por los derechos de las mujeres en Georgia. Nació el 18 de septiembre de 1878 en Kulashi, Georgia. Estudió en Moscú y luego en la Universidad Libre de Bruselas, donde se graduó en Ciencias Sociales y Políticas. Durante su estancia en Europa, se familiarizó con el movimiento feminista y las luchas por los derechos de las mujeres.
En 1916, Kato regresó a Georgia y comenzó a luchar activamente por los derechos de las mujeres. Fundó la Liga Interparcial de Mujeres y editó y publicó el periódico «La Voz de las Mujeres Georgianas» para animar a las mujeres georgianas a ser políticamente activas. Gracias a sus esfuerzos, en 1919, cinco mujeres fueron elegidas como miembros del parlamento de Georgia tras las primeras elecciones democráticas del país2.
Kato Mikeladze fue una figura clave en el movimiento feminista georgiano y su legado sigue siendo reconocido hoy en día. En 2013, el Women’s Fund in Georgia estableció el Premio Kato Mikeladze para reconocer el trabajo de las activistas por los derechos de las mujeres en el país2.
Su vida y trabajo han dejado una huella duradera en la historia de Georgia y en la lucha por la igualdad de género.
Barbare Kipiani fue una destacada científica y erudita georgiana, nacida el 4 de febrero de 1879 en Kutaisi, Georgia. Fue la primera mujer georgiana en formarse como psicofisióloga y es reconocida como una pionera en su campo.
Después de graduarse con honores en la Escuela St. Nino en Tiflis en 1899, Barbare se trasladó a Bélgica para continuar sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad Libre de Bruselas. Allí, fue mentorizada por la académica polaca Józefa Joteyko, quien pagó su matrícula y le permitió trabajar en un laboratorio. Barbare Kipiani realizó importantes investigaciones sobre fisiología y patología infantil, y sus trabajos científicos fueron galardonados con premios de oro.
En 1910, fundó la sección georgiana de historia y etnografía en el Museo Internacional de Bruselas, participando activamente en actividades públicas y científicas. Durante la Primera Guerra Mundial, Barbare regresó brevemente a Georgia, pero tras la invasión del Ejército Rojo, se vio obligada a regresar a Bélgica.
Barbare Kipiani dedicó su vida a la ciencia y a la promoción de la cultura georgiana en Europa. Su legado sigue siendo una fuente de inspiración para muchas mujeres en el campo de la ciencia y la educación.


Christine (Chito) Sharashidze fue una destacada activista política y social en Georgia. Nació en 1887 y desde joven mostró un fuerte compromiso con la lucha por la justicia y la igualdad. Mientras estudiaba en el gimnasio St. Nino en Kutaisi, comenzó a participar activamente en actividades políticas, difundiendo literatura ilegal y periódicos escritos a mano. Debido a estas actividades, fue expulsada de la escuela.
Christine también participó activamente en los mítines revolucionarios organizados en Tiflis en 1905 y 1906. En 1919, después de las elecciones, se convirtió en miembro del Consejo Nacional de Georgia del Partido Socialdemócrata. El 25 de febrero de 1922, en el primer aniversario de la sovietización de Georgia, Christine se declaró en huelga en protesta contra la sovietización junto con otros estudiantes. Fue arrestada varias veces por sus actividades políticas.
A partir de 1940, Christine comenzó a trabajar en la investigación de manuscritos georgianos por invitación de Ivane Javakhishvili y Simon Janashia. También trabajó en el departamento de manuscritos del Museo Estatal de Georgia y en la Academia de Ciencias de la República Socialista Soviética de Georgia. Su dedicación a la preservación de la cultura y la historia georgiana es un testimonio de su compromiso con su país y su gente.